Ya estoy aquí
Regreso al centro de Europa (¡la diversidad siempre es buena!), a una bonita ciudad del oeste de Austria, situada entre montañas y conocida como la capital de los Alpes o la capital del Tirol: Innsbruck.
Quizá no sea especialmente de vuestro interés por no ser muy grande y no tan famosa, pero la recuerdo con especial cariño porque, de todo ese viaje (en una semana, varias ciudades austriacas y checas), ¡fue el único sitio en donde tuvimos sol todo el día! Merece una mención aquí.
Lo que más me llamó la atención al llegar fue la combinación de: ciudad pegada a unas montañas nevadas enormes + sol espléndido. Y también el contraste entre los lugareños que ese día estaban en camiseta de tirantes (seguía siendo Marzo amigos) y nosotros, que íbamos con el abrigo, la bufanda y las botas de rigor. Fue gracioso la verdad.
Innsbruck es una ciudad que ves en un día, además de que las principales cosas que visitar están cerca unas de otras y se puede ir caminando perfectamente sin recorrer grandes distancias.
Podéis empezar visitando el Palacio Imperial, que en su día fue la sede de emperadores austriacos y soberanos del Tirol. La entrada son 8€ y podéis ver, entre otras cosas, la Sala de los Gigantes o Riesensaal, los aposentos de los emperadores, la capilla...
Este palacio fue mandado construir por el archiduque Siegmund der Münzreiche, y fue su sucesor, el Emperador Maximiliano I, quien lo amplió. Pero fue gracias a la Emperatriz María Teresa que adquirió el actual estilo barroco que presenta.
Fuera, en frente del palacio, se encuentran los Jardines Imperiales o Hofgarten, por los cuales os animo a dar un paseo para desconectar o simplemente para disfrutar.
A continuación podéis optar por ir a la Iglesia de los Jesuitas o a la Catedral de San Jakob.
La Iglesia de los Jesuitas se construyó entre 1627 y 1640 por Leopoldo V
y su esposa Caludia de Medici, los
cuales se encuentran entrerrados en la cripta de esta iglesia. Además su torre
tiene la cuarta campana más grande de toda Austria. Y, que yo recuerde, la entrada
era gratuita.
En contraste con la decoración de la catedral, se ve que no tiene nada que ver. Personalmente, soy de cosas sencillas, y esta iglesia tenía muchísima luz que le entraba de la cúpula, así que le daba otro punto a favor.
Por otro lado, está la Catedral de San Jakob o Catedral de Santiago, situada, igualmente, muy cerca del Palacio Imperial. Es una catedral de estilo barroco construida entre 1717 y 1724, encima de los restos de una iglesia gótica anterior.
Vista desde fuera, llaman la atención sus dos grandes torres, idénticas. la verdad es que es un templo precioso. Mucho más recargada que la anterior, pero también más llamaitva e impresionante impresionante. Merece la pena entrar pues, aparte de la suntuosa decoración, también contiene la tumba del Emperador Maximiliano III, que data de 1620.
Esta calle en sus origines, hace 700 años, se
encontraba a las afueras de la ciudad y comenzó a ser habitada por gente noble
que quería vivir cerca de la clase dirigente, por lo que se llenó de numerosos
palacios, alguno de los cuales se ha mantenido hasta hoy, como el Palais Gumpp (que fue la sede
del parlamento tirolés) o el Palais Trapp.
En contraste con la decoración de la catedral, se ve que no tiene nada que ver. Personalmente, soy de cosas sencillas, y esta iglesia tenía muchísima luz que le entraba de la cúpula, así que le daba otro punto a favor.
Por otro lado, está la Catedral de San Jakob o Catedral de Santiago, situada, igualmente, muy cerca del Palacio Imperial. Es una catedral de estilo barroco construida entre 1717 y 1724, encima de los restos de una iglesia gótica anterior.
Vista desde fuera, llaman la atención sus dos grandes torres, idénticas. la verdad es que es un templo precioso. Mucho más recargada que la anterior, pero también más llamaitva e impresionante impresionante. Merece la pena entrar pues, aparte de la suntuosa decoración, también contiene la tumba del Emperador Maximiliano III, que data de 1620.
En el plano que os puse al
comienzo, otra parada podría ser la Hofkirche o Iglesia del Conde o Iglesia de
la Corte. Lo fundamental de esta iglesia es que alberga la tumba del emperador
Habsburgo Maximiliano I, y está rodeada de 28 estatuas de bronce (casi nada)
que representan a sus ancestros, familiares o héroes. Por lo demás, es muy
sencilla, y si no os motiva ver tantas y tantas iglesias…pues bueno, podéis
elegir cual visitar y cual no, en función de lo que más os guste.
Continuando
desde Hofkirche, andando muy poquito, llegáis a la calle más famosa y principal
de la ciudad: Maria-Theresien Strasse.
Es una calle maravillosa, las casas y
edificios son de diferentes colores, distintos a los que vemos todos los días y
está plagada de tiendas y cafés. Si tenéis suerte de ir cuando haga buen tiempo,
podréis disfrutar de la increíble vista y sensación de tomaros un
café/té/chocolate sentados en la terraza, con un clima…bueno, fresco pero
agradable, y viendo las montañas nevadas de fondo. Es magnífico.
Desde el
punto en que entráis a esta calle viniendo desde la Iglesia de la Corte, si
tiráis hacia la derecha llegaréis hasta el símbolo de la ciudad por excelencia:
el Tejadillo de Oro.
Este
mirador fue mandado construir por Maximiliano I en la antigua residencia del
archiduque Friedrich IV y está adornado con 2.657 tejas de cobre doradas al
fuego.
Actualmente, el edificio acoge el Museo Tejadillo de Oro dedicado a Maximiliano
I.
Si
accedéis, podréis asomaros al balcón y ver la vista de la famosa calle desde el
punto de vista contrario. No os podéis marchar de la ciudad sin verlo aunque
sea desde fuera.
Es curiosa la fachada de la "Casa Helbing", situada a un lado del Tejadillo de Oro. Esta casa era un típica casa señorial gótica del siglo XV, mientras que su fachada, que fue decorada en torno a 1730, es completamente de estilo rococó.
Lleva ese nombre debido a un comerciante llamado Sebastian Helbing quien, en el siglo XIX, abrió ahí su famoso café.
Hoy es un edificio de viviendas y comercios que llama muchísimo la atención de todos los turistas.
Al otro lado del mirador
dorado se encuentra la Torre de la Ciudad. Yo no entré, pero desde arriba tiene
que haber unas vistas que dejen sin aliento. La torre tiene 148 escalones, es
asequible, que son 41m de alto. Lo malo es que la punta de la torre solo tiene
capacidad para 15 personas. Que bueno, bien mirado, puede ser una ventaja
porque no estará tan masificado ni te pisarás ni te pegarás con la gente.
Si por el contrario, una
vez que entréis en esta famosa calle, en vez de hacia la derecha, vais hacia la
izquierda, la podréis recorrer entera, observando las tiendas y los locales y al
final llegaréis al Arco de Triunfo. Este monumento fue construido por orden de María
Teresa con motivo del matrimonio de su hijo Leopoldo con la princesa española
María Ludovica.
Por último,
otro lugar importante es el Castillo de Ambras. Se encuentra situado a las
afueras de la ciudad, en la ladera misma de las montañas, y alberga colecciones
de arte como galería o museo, así como exhibiciones. Para los amantes del sector
deberá ser una visita obligada. La entrada son 10€ en temporada alta (de abril
a octubre) y 7€ en invierno.
Como dije, es
una ciudad muy pequeñita pero muy acogedora y con encanto. Y si la podéis
disfrutar en un día soleado, ¡mucho mejor!
¡Buen
viaje!
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